Acabo de leer la interesante biografía de José Lázaro: Vidas y muertes de Luis Martín-Santos (Tusquets, 2009), que ha recibido un merecido premio.
Carlos Barral, editor de "Tiempo de silencio" queda bien en esta biografía: supo percatarse de la importancia del libro, organiza la preservación de los papeles del autor tras su muerte, escribe cartas estupendas... Pero también se percibe su lado chapucero: pierde los originales de Martín-Santos sobre psiquiatría, que había preparado Castilla del Pino, mete prisa a Salvador Clotas, que se encarga de publicar sus inéditos literarios, los Apólogos, y el conjunto sale muy mal publicado. En cambio, con Tiempo de destrucción hace un buen trabajo y, tras diversas vicisitudes, finalmente le encarga la edición a José Carlos Mainer, que lo hace bien. Tampoco supo valorar Barral –y su comité de lectura- el interés del manuscrito de "Volverás a Región", con lo que provocó un sentimiento de humillación en Juan Benet: le dijo –según recuerda esa interesante mujer que fue confidente y novia terminal de Martín Santos, Josefa Rezola- que: “para ser la primera novela de un aficionado no estaba mal y que cuando tuviese alguna otra cosa más madura que la mandase, que ya verían”.
Benet criticó con acritud "Tiempo de silencio". Influyeron en él los celos y la frustración causada por el poco aprecio que su literatura despertaba entonces. No le gustó tampoco el retrato que su amigo Martín-Santos trazó de él, encarnándolo en el personaje de Matías, que no tenía su altura ni su talento. También se sintió herido por un comentario del protagonista de la novela, que tiene muchos rasgos del autor, cuando dice que no hay amigos verdaderos. Benet valoraba mucho la amistad.
Carlos Barral, editor de "Tiempo de silencio" queda bien en esta biografía: supo percatarse de la importancia del libro, organiza la preservación de los papeles del autor tras su muerte, escribe cartas estupendas... Pero también se percibe su lado chapucero: pierde los originales de Martín-Santos sobre psiquiatría, que había preparado Castilla del Pino, mete prisa a Salvador Clotas, que se encarga de publicar sus inéditos literarios, los Apólogos, y el conjunto sale muy mal publicado. En cambio, con Tiempo de destrucción hace un buen trabajo y, tras diversas vicisitudes, finalmente le encarga la edición a José Carlos Mainer, que lo hace bien. Tampoco supo valorar Barral –y su comité de lectura- el interés del manuscrito de "Volverás a Región", con lo que provocó un sentimiento de humillación en Juan Benet: le dijo –según recuerda esa interesante mujer que fue confidente y novia terminal de Martín Santos, Josefa Rezola- que: “para ser la primera novela de un aficionado no estaba mal y que cuando tuviese alguna otra cosa más madura que la mandase, que ya verían”.
Benet criticó con acritud "Tiempo de silencio". Influyeron en él los celos y la frustración causada por el poco aprecio que su literatura despertaba entonces. No le gustó tampoco el retrato que su amigo Martín-Santos trazó de él, encarnándolo en el personaje de Matías, que no tenía su altura ni su talento. También se sintió herido por un comentario del protagonista de la novela, que tiene muchos rasgos del autor, cuando dice que no hay amigos verdaderos. Benet valoraba mucho la amistad.
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